lunes, 26 de agosto de 2013

WORMS DE LOS JUDIOS A LUTERO




Worms es una ciudad de Alemania, en la región de Renania-Palatinado, a orillas del río Rin, situada en la región vitivinícola Rheinhessen.
La ciudad posee una catedral románica (siglos XII-XIII). El concordato firmado en Worms en septiembre de 1122 entre el papa Calixto II y el Emperador Enrique V puso fin a la Querella de las Investiduras. Martín Lutero fue condenado al destierro del Imperio en esta ciudad en 1521. La Dieta de Worms de 1521 (en alemán: Wormser Reichstag) fue una asamblea de los príncipes del Sacro Imperio Romano Germánico.

Pero, sobre todo, se la conoce por ser el lugar donde transcurre gran parte del Cantar de los Nibelungos. De entonces data la muralla que rodea la parte antigua de la ciudad y es donde, según la leyenda, comenzó su andadura el mítico dragón de Sigfrido, pues es en Worms y en sus alrededores donde tuvieron lugar la mayoría de las escenas de esta epopeya. Así lo recuerdan muchos dragones situados por todo el centro de la ciudad, una fuente a Sigfrido, nombres de calles, de hoteles, etc. De hecho, actualmente se puede visitar el Museo de los Nibelungos -inaugurado en 2001-, que nos acerca a esta epopeya mediante muy innovadoras técnicas, instándonos a buscar el tesoro que, según contaba la leyenda, está enterrado bajo la ciudad de Worms.

También es destacable la comunidad judía de Worms, pues se cree que en la Alta Edad Media vivían más de mil judíos, entre los que se hallaban el rabino Salomon Ben Isaac, o el célebre rabino francés Rashi, quien llevó a cabo uno de los mejores comentarios de la Torá de la época, y que según la documentación, se le ubica en Worms hacia el año 1060.

Gran parte del barrio judío fue destruido de forma violenta durante los acontecimientos de la Noche de los cristales rotos, por lo que al finalizar la Segunda Guerra Mundial, apenas quedaban judíos en Worms. Hoy en día existe una pequeña comunidad judía. Pese a que el barrio judío fuese destruido, el cementerio, al estar en las afueras de la ciudad, quedó intacto, y se cree que es el mayor y el más antiguo cementerio judío que se conserva en Europa. Tras su restauración entre los años 1970 y los años 1980, muchos de los edificios del barrio judío pueden ser vistos en un estado cercano al original.

LA CATEDRAL

La estructura está hecha con arenisca local de color rojo. Las paredes son de un color semejante aunque más ligero. La torre sobre el crucero es idéntica a la de Espira que fue construida un poco antes. El portal norte lleva, sobre sí, un grabado con un bronce de Federico I Barbarroja y el escrito medieval, de una exención de impuestos que este emperador concedió a los ciudadanos de Worms en 1184.

El conjunto del ábside occidental con las torres angulares que la dominan es la más famosa realización del período románico germánico. Entre las torres circulares de la época de la catedral de Burchard, la torre del coro se alza sobre el ábside. Tiene un matroneo a la misma altura de las torres circulares, y un techo de piedra con ventanas con tragaluz. Los mismos motivos arquitectónicos se repiten en el coro que está abajo y que le sirve de eco. En la base de las columnas, hay figuras humanas y animales. Los capiteles están hechos de hojas largas envueltas, muy particulares, llamadas capiteles de Estrasburgo. Aun cuando, a la luz de la reciente datación, tal diseño podría haber aparecido primero en Worms.

El portal gótico de la capilla de san Nicolás muestra al santo protector de los marinos y condenados a muerte. El portal sur, gótico también, tiene estatuas ricas en simbología. La luneta tiene una imagen de la Virgen María.
Fuera tiene seis torres, cuatro laterales cilíndricas y dos sobre el eje central, octagonales, una al lado occidental y la otra sobre el crucero, lado este. La iglesia tiene un doble ábside a los lados oeste y este y la cripta hacia el oriente. El color rojo oscuro de la piedra y las ventanas más pequeñas que las de Espira hacen que el interior sea menos luminoso y recogido.
La torre del crucero coge luz sea de los tragaluz sobre la bóveda octagonal que de pequeñas ventanas en correspondencia del matroneo. El lado interior es idéntico a la catedral de Espira. Las bóvedas de la nave tiene una altura de 27 metros. Una serie de arcos ciegos o mejor de falsas ventanas poco profundas separa la parte más alta de los arcos de la nave central del claristorio. Los pilares fueron menos elaborados que en Espira. Los que no sostienen los intercolumnios son simples. Los demás tienen semicolumnas y lesenas poco acentuadas que se unen a tres “costoloni” de la bóveda. Una cornisa también poco acentuada está presente sobre los arcos de la nave.
Hay una asimetría entre el lado norte y el sur. En el primero, las largas lesenas de los pilares que no soportan la bóveda se interrumpen, descienden del claristorio, a la altura de la cornisa bajo los arcos ciegos, mientras que en el lado sur las lesenas continúan hasta unirse con la cornisa de la unión del pilar con los arcos de la nave. Se notan diferencias también a lo largo del mismo lado de la nave. Hay también diferencias en los arcos ciegos bajo el claristorio. Todo esto no es fruto de cambios de intención durante la construcción sino del querer no crear un efecto repetitivo a lo largo de la nave o quizás también para reducir las reverberaciones acústicas. Capiteles discretos están en la unión de los “costoloni” de la bóveda. También en la unión de los arcos de la nave presenta una “sagomatura”. Ventanas alargadas con vitrales muy coloridos están en las paredes externas de las naves laterales.
La catedral de Worms se caracteriza también por la presencia de representaciones de monstruos esculpidos en piedra.
Vista exterior del conjunto realizado en sillares de piedra con función religiosa. Tiene planta de cruz latina y tres naves, siendo la nave central el doble de ancha que las naves laterales. Apreciamos que a los pies del conjunto dos torres que flaquean la entrada que esta rematada con una estructura triangular y la fachada lateral por una estructura triangular. En el cabecera nos encontramos parecido a la entrada, una estructura triangular que seria el altar flanqueado por dos torres. La cubierta es a dos aguas y el transepto rematada por una estructura poligonal decorado con arcos de medio punto ciegos






PERRITO DEL ARQUITECTO PRINCIPAL QUE MURIO APLASTADO DURANTE LA CONSTRUCCION



La práctica de poner piedras sobre las sepulturas está basada en una tradición judía. La mayoría de las tumbas de los cementerios judíos tienen al menos unas pocas piedras encima, ya que los visitantes judíos dejan piedras cada vez que visitan el lugar de entierro de un ser querido. Los orígenes de esta tradición van desde lo simbólico hasta lo supersticioso.
En tiempos antiguos, los judíos enterraban a sus muertos debajo de marcadores hechos de piedras juntas. Poner una piedra en una tumba contribuía simbólicamente a la tumba.Para algunas personas, poner una piedra sobre una tumba es igual al gesto de llevar flores. Poner una piedra es un tributo al muerto y deja la marca de la visita de alguien.
Además la piedra tiene la particularidad de ser una creación muy antigua y de vida muy larga, podríamos llegar a decir que la piedra es “eterna” en cierto modo, esto refleja un poco la visión del judaísmo frente a la muerte, cuando nosotros nos enfrentamos a la muerte sabemos que el alma sigue existiendo y lo único que se fue es el cuerpo el alma es eterna, la flor tiene corta vida y rápidamente se marchita demostrando justamente lo contrario la fragilidad del cuerpo.





















OBISPO Burchard














En 1868 se inauguró en Worms el monumento a Lutero más grande del mundo. Este monumento está inspirado en el célebre himno luterano “Una poderosa fortaleza es nuestro Dios”, y fue diseñado por Ernst Rietschel. El monumento cuenta la historia de la reforma de Lutero, con una estatua del reformador en el centro, y sus seguidores sentados a sus pies.












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